¿Cuál es tu primer pensamiento en el día? Es… ¿qué fastidio ir a trabajar? O es… ¡Hoy tengo otra oportunidad para crecer! El primer pensamiento va a definir el resto de la jornada. Si tu primer pensamiento es positivo o negativo, así será todo tu día.
Los seres humanos buscamos dos cosas:
1.- Alejarnos de lo que nos causa dolor.
2.- Acercarnos a lo que nos genera placer.
Son dos actitudes que logran resultados muy distintos.
Si todo lo haces para alejarte del dolor, tu estado de ánimo estará dominado por el miedo, la inseguridad, la ira, el mal humor y el estrés. Por ejemplo, si vas a trabajar solo para que no te despidan, porque eso te traería mucho dolor por no tener ingresos, entonces seguro harás el mínimo esfuerzo, y no disfrutarás el trabajo. En consecuencia, te pagarán lo mínimo para que no te vayas. Tu vida será bastante infeliz desde esa actitud.
En cambio si te despiertas emocionado porque tienes una excelente oportunidad para aportar algo maravilloso en tu trabajo, irás a la oficina con entusiasmo, y seguro lograrás buenos resultados. Posiblemente en poco tiempo estarás ganado mucho más que los demás que hacen lo mínimo necesario para cumplir sus tareas. Tu estado de ánimo estará dominado por el optimismo, el entusiasmo, la energía y el buen humor.
Eres absolutamente responsable por los tipos pensamientos que albergas en tu mente. Tienes la capacidad de pensar lo que desees. Tus actitudes y comportamientos negativos y autodestructivos se han originado en la manera en que elegiste pensar.
Los pensamientos no solo afectan nuestra mente, sino también nuestro cuerpo. Hay estudios que demuestran que algunas enfermedades se han iniciado en un momento de muchos pensamientos negativos por algo que pasó. EL doctor Lizandro López Herrera en su libro “La Alquimia del Sufrimiento”, dice que más del 93% de los distintos tipos de cáncer tienen un origen emocional demostrable.
Como siempre, pensar en positivo o en negativo es tu decisión.
TIP
Sonríe. Eso hará feliz a los demás y también a ti. Está más que comprobado que la gente tiende a imitar las expresiones que ve alrededor, por lo tanto las caras tristes producen más caras tristes y las caras felices más caras felices.
Lundqvist y Dimberg, 1995.
Por: Menahem Belilty